Suaves arenas blancas, aguas transparentes como el cristal y una suave brisa del Océano Índico. Cuando los humanos empezaron a hablar sobre el paraíso, estaban realmente pensando en las Maldivas.
Al norte de la capital, Male, se encuentra Kunfunadhoo, una pequeña gran isla “desierta” que alberga Soneva Fushi, un resort concebido para esconderse en sus preciosas villas cubiertas por uno de los más exclusivos y exquisitos servicios de que uno pueda disfrutar.
Puede que no tan desierta. La isla tiene un personal compuesto mayoritariamente por miembros locales que se aseguran de que los huéspedes disfrutan al máximo de su estancia. Ciertamente, el lema del resort es SLOW LIFE (acrónimo en inglés de Sostenible-Local-Orgánico-Bienestar Aprendizaje-Inspiración-Diversión-Experiencias) se puede sentir desde la misma llegada a la propiedad. Soneva Fushi produce parte de su electricidad y recicla la mayor parte de sus deshechos; propone excursiones que hacen al huésped sentirse parte de la cultura maldiva, planta sus propias lechugas y algunas verduras, todo orgánico y sin tratamientos químicos y, desde que el huésped pisa el resort, la cultura de Sin Noticias-Sin Zapatos le sumerge en un estado de relajación que se puede completar en el Spa. Si los huéspedes quieren llevarse algo consigo pueden enrolarse en clases de cocina de diferentes estilos, aprender sobre corales y peces en compañía de la bióloga marina, o hablar con su astrónomo privado sobre estrellas y planetas en el Observatorio (el único en Maldivas). Si esto no fuera lo bastante inspirador, siempre se pueden apuntar a las lecciones de deportes acuáticos o actividades de buceo con tubo o con botella para ver mantas. Definitivamente, ¡un gran cúmulo de experiencias que llevarse a casa!
De vuelta dentro de mis zapatos, deseo lo mejor a todo el equipo de Fridays (un primo cercano del Mayordomo) que hizo de la visita del instructor a Maldivas un encuentro fantástico y memorable.